Una
neblina de palidez inmemorial
en
el murmullo lacustre de mi espacio invisible
mosaico
derretido que lava mis poros
juntando
días polícromos en mi fondo marino
al
que llamo vida por simple ingenuidad.
Cuando
la noche hiere afuera al frío
con
su espada degolladora de hombres
la
palabra insondable vive sosegada y poderosa
sobre
el faro de la ruta del alma.
¿Acaso
vencerá la luz a las tinieblas?
Y
a este rey de la realidad que llamo yo
¿le
será siquiera concedida
una
conciencia miserable
después
de la muerte?
Quiero
soñar más fuerte que despierto
y
en mi propio sueño aúllo
tratando
de despertar también la luna.
Un
casco de estrellas corona mi cabeza.
Alrededor
de mí gira el ser
esforzándose
en mantener agregados
los
pedazos insepultos de mi persona.